El granadino que superó el cáncer con las maquetas | Ideal

2022-08-13 14:10:15 By : Mr. Fisher he

Ésta es tu última noticia gratis por ver este mes

No te conformes con en el titular

¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión

Te quedan noticias por ver en este mes

Te queda 1 noticia por ver en este mes

Suscríbete: el primer mes de tu suscripción irá destinado a la Asociación Granadina contra el ELA

¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión

Una avería provoca una inundación en pleno Centro de Granada

Daniel Cucharero ultima los detalles de una de sus maquetas. / PEPE MARÍN

De pequeño no sabía lo que era el cáncer ni le importaba. Daniel Cucharero (Granada, 1984) era un niño feliz que disfrutaba construyendo cosas en la mesa de su dormitorio. «Si iba a la feria, por ejemplo, al llegar a casa me hacía una maqueta de la Ranita Feliz con rotuladores», recuerda, parado en mitad de una enorme nave industrial, en el Polígono de Asegra. De mayor, uno de sus primeros empleos fue montando sistemas de riego en una empresa de jardinería. «Me hice una reproducción exacta del proceso de construcción de un jardín». Luego entró en el sector de la construcción y se puso a elaborar preciosas grúas con motores, mandos... «Me las empezaron a comprar constructores y coleccionistas». Las maquetas eran su pasión, lo que motivaba todo su tiempo. Y así fue hasta que entró en la consulta del médico, con 20 años, y escuchó las palabras que lo cambiaron todo: «Linfoma de Hodgkin en fase 4. Si no hacemos algo te quedan semanas de vida. Tienes metástasis de cuello a ingle».

Cucharero avanza por la nave industrial hasta una larga mesa donde hay una urbanización en miniatura con todo lujo de detalles: las luces de los hogares, los árboles, los niños cruzando la calle... hasta una piscina que simula el agua gracias a una pequeña pantalla táctil. Si metiéramos una cámara por dentro, todo el mundo pensaría que es real. «Mucha gente no entiende cuando lo digo –reflexiona, mientras observa la maqueta con detenimiento–, pero es que lo mejor que me ha pasado en la vida es tener cáncer. Me cambió por completo. Iba como un zombi por un camino que me habían creado y me salí completamente».

Ocho meses de quimio después se curó. «Bueno, como me dijeron a mí, me acortaron la vida para salvarme la vida». Fue tiempo más que suficiente como para que Cucharero se planteara su existencia: «Nada más recuperarme, en contra de mi familia, dije que iba a hacer maquetas. Para mis padres un trabajo era fontanero, mecánico, reponedor... cosas que les daban seguridad. Cualquier cosa menos hacer maquetas, les parecía más un juego». Ese juego terminó convirtiéndose en esta nave industrial, el Grupo Axfito, una empresa que desde su nacimiento, en 2007, ha entrega más de 200 proyectos, maquetas espectaculares que viajan por toda España, tanto a museos y espacios culturales como a muestras privadas y promociones urbanísticas. «El proyecto más grande que hemos hecho fue en 2021, el complejo monumental renacentista de Baeza», apunta. Maquetas que van desde los 500 a los 75.000 euros realizadas por una decena de profesionales granadinos que combinan Arquitectura, Arte e Informática.

«Para mí que el trabajo me apasione es algo primordial. Es mi tiempo. Y quiero usar mi tiempo para hacer lo que me gusta».

De 2007 a 2017, Cucharero estuvo solo. «Trabajaba descalzo en casa –ríe, al imaginarse en su dormitorio–. Mi primera reunión de trabajo fue en mi cuarto, con un promotor inmobiliario y un arquitecto, al lado de mi cama nido y mi flexo, mientras mi padre escuchaba desde la puerta», ríe otra vez. Ahora tiene reuniones casi todas las semanas por toda España «y siempre con chaqueta». Sus primeros trabajos, sin embargo, fueron para proyectos de fin de carrera de estudiantes de Arquitectura. «Esos primeros clientes pequeños me dieron la confianza para hacer el trabajo bien. Y así, de 2017 a 2019 pasé de estar solo a contratar a once personas. Fue un cambio brutal. Me convertí en aprendiz de empresario en tiempo real. Y lo sigo siendo, supongo. Soy mi propia maqueta».

El equipo de Grupo Axfito, trabajando. / PEPE MARÍN

El equipo está repartido por la nave, escuchando un poco de rock por la radio mientras concentran sus manos y sus ojos en pequeños detalles. Juanfra Vera es el encargado del taller y por él pasan todos los materiales y técnicas que utilizan, desde la impresión 3D o el láser hasta el modelaje más tradicional. Vera y Alejandro Castro son maquetistas por vocación y por profesión. Y completa el equipo Ibán Sierra, licenciado en Bellas Artes que aporta sus cualidades pictóricas a la hora de texturizar. Miguel Dumond es arquitecto con formación en desarrollo 3D. Él es el primero que tiene que comprender el proyecto, para crear una visualización espacial con la que el resto del equipo trabajará. En la parte técnica están José Manuel Roco, programado y diseñador de aplicaciones, y Julio Alberto Ramírez, licenciado en Telecomunicaciones. «Cuando se trabaja con maquetas tan tecnológicas necesitas gente que sea capaz de innovar», apunta Cucharero.

Cada maqueta es un mundo. Hace poco, Navantia les encargó reproducir un buque de guerra para una feria militar y la hicieron en un tiempo récord de cinco días. Hay otras que tardan tres meses. «No hay muchas empresas como nosotros. Al principio, cuando decía que estaba en Granada, me colgaban directamente. Ahora la gente nos busca». Una de sus últimas maquetas, por ejemplo, es una enorme ciudad para el Mobile Congress de Barcelona, una reproducción de una ciudad 5G para Vodafone.

«Y un día, tomando un café con mi amigo Óscar, que es ciego, surgió Tifloactiva, nuestro proyecto de innovación social», termina Cucharero.